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Zapatillas fake y la necesidad del «peor es nada».

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Para un sneakerhead, una zapatilla fake significa lo mismo que para Luke significa Darth  Vader.  Pero hay 2 clases de sneakerheads, el que arma una iglesia contra los fakes y escracha todo mundo; y el que con menos espamento se indigna con la actitud de vendedores y compradores. Yo podría decir que me ubico en el segundo escalón, y si vos que estás leyendo esto te indignaste; sabe que sos de los primeros y te fascina el forobardo.

Ahora vamos a lo importante, siempre se dice que si algo existe es porque alguien lo consume. O sea, los fakes siempre van a existir porque hay un cúmulo de gente que lo consume. Tanto como quienes alguna vez se clavaron uno. Pero quiero centrar esta nota en algo puntual que sucedió el otro día. Estaba en internet dando vueltas y por facebook encuentro un post de un local de la plata vendidendo (cita textual) Yeezi boost. Si, yeezi. Si seguís indignado, vos sos de los que los hubiera escrachado. Yo les escribí, preguntándoles sobre la legitimidad de los pares. Lo peor fue que me digan, «son 100% originales» y salen $3.500. A penas 700 menos que los pares originales que compramos en adidas. Entienden, no? Pasaron los días y me aparecí por el local. Eran replica, de muy bajo presupuesto a un costo muy elevado. El boost era más duro que pan de ayer. Le dije al vendedor que no eran originales y que tengan cuidado, por que alguno se iba a avivar. Toda esta experiencia me hizo pensar en la gente. En personas que pueden pagar un par a ese precio, y sabiendo que son truchas las necesitan consumir igual, solo por ser «yeezy«. En una zapatilla fake, perdemos toda la experiencia original. Se pierde el diseño y la ingeniería aplicada en un par que estuvo al menos durante un año en ejecución. 

Entonces, priorizamos lo estético sobre lo funcional? 

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